Epílogo

Posted: miércoles, julio 05, 2006 by Cum on feel the noise in
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18 de mayo.

Todo lo que se me quedó por decir y el mazazo de la Copa

Después de mucho tiempo, ha llegado la hora de cerrar este capítulo. Son muchas las cosas que debería explicar y a ello dedicaré las próximas líneas.

A lo largo de las entregas anteriores aburrí a los lectores (si es que hubo personas con la suficiente paciencia o con la curiosidad extrema como para leer mis peripecias) con varias cosas que merecen aclaraciones. En primer lugar, me referí en más de una ocasión a las 23 razones por las que me animé a dejarme el sueño, los nervios y los kilómetros por este grupo de chicas que se cargan algunos de los tópicos machistas más rancios propinando patadas a un balón. Pues bien, en esas 23 incluyan ustedes a las 18 jugadoras que componen la plantilla y los seis restantes corresponderían a cuerpo técnico (Sebas, Josema, Fran y la psicóloga -que no llegué a conocer pero que tan importante labor ha hecho-) y las dos restantes a los padres y madres que se dejaron (y lo siguen haciendo) las horas en acompañar a sus hijas por la geografía española. Supongo que es bonito y uno se puede sentir bien orgulloso cuando ves disfrutar a un hijo/a cuando ve cómo se cumplen sus sueños, sean del tipo que sean.

Me permito hacer un inciso. Me cuentan (obviamente no lo vi) que cuando debuté en una emisora de radio local (Radio Aljarafe, de Tomares) mis padres se acercaron al transistor para escuchar a su hijo y que a mi augusto progenitor se le escapó alguna lágrima. Sólo de pensarlo se me pone la carne de gallina. Más grande debe ser eso cuando no ya sólo los padres, sino toda una afición llena un graderío para animar a un jugador.

En Lezama no estuve a la altura. De todo lo hecho hay que aprender, sea bueno o malo. Pero lo cierto es que con el pitido final explotaron todos los nervios acumulados y las horas sin dormir y di rienda suelta a mis sentimientos sin pensar en lo que era correcto. La pena era de las "luchadoras" y de sus familias, de todos los aficionados. Asumo mi falta de entereza y ánimo en ese momento tan importante. No las apoyé cuando debía y eso no me lo disculpo lo suficiente. A la hora de la verdad, fueron ellas las que me dieron la lección de cómo afrontar la derrota.

Terminado el inciso vuelvo a las precisiones. Tras "el amargo despertar de un sueño" (título que asigné a la crónica del partido en Lezama que publicó el periódico del que pronto me despediré) bilbaíno había que reponerse y llegar con fuerzas para jugar la Copa de la Reina.

El rival volvía a ser el Espanyol, y la apuesta era hacer lo imposible por resarcirse del final de liga. De por medio llegaría el homenaje del club. El saque de honor hecho por la capitana Auxi (se retire o no,la recordaré como uno de los tres jugadores con más completos que he visto -digo jugadores porque en esa lista la equiparo a los hombres-) y en el descanso, la imposición de la insignia de oro y brillantes de la entidad. El encuentro elegido era el Sevilla-Barcelona (el de la troma de agua) y hubo de posponerse al Sevilla-Getafe, en el que los Biris corearon "Auxi, quédate" unos minutos. Por si fuera poco, la selección española se despidió del Mundial de China del próximo año tras caer 5-0 ante Dinamarca, con Lucía y Chabe quedándose a las puertas de un hito histórico.

El día antes del partido (sábado) aproveché mi día libre en ir al periódico (alguien tenía que escribir la previa) y después me fui con mi gran amigo Ángel al Stereoscene (un festival de música organizado en Mairena del Aljarafe) que siempre sirve para descubrirme nuevos grupos, y de paso, para estar una tarde-noche lejos del oficio de periodista.

Para colmo, Ana Romero se perdía el partido por lesión, y el mundo se me vino abajo cuando, tres horas antes de que empiece el partido mis padres me avisan de que se marchan a Cádiz porque mi abuelo ha sufrido un infarto de miocardio y un edema pulmonar agudo. Yo opté por quedarme en casa y apaciguar mis nervios, pero ellos se fueron.

Con Ana como comentarista improvisada en la emisora de radio del club, yo fui tomando notas para hacer la crónica, aunque no tenía la cabeza precisamente en en fútbol. Mientras caían los goles locales (4-1 fue el resultado), Silvia Doblado se fracturó un dedo del pie. El "parte de guerra" era desalentador de cara a la vuelta. Aquella tarde tuve que "tirar" de profesionalidad, y me desquició que el jefe de fotógrafos no presionara un poco al Diario AS para que nos hicieran llegar las fotos del encuentro (al final hubo que usar una de archivo).

De todo aquello me quedo con un detalle poco trascendente. Una de las cosas que tiene el deporte a estas esferas es que la sinceridad suele predominar. Recuerdo algunas de las intervenciones de Ana cuando decía "es que no nos merecemos perder por tanto" o "no es justo, joer". Se agradece que la gente diga lo que se siente en ese momento.

Una semana después había que confiar en la remontada. Días antes del encuentro de vuelta en la Ciudad Deportiva del Sevilla (la ida se jugaba en campo ajeno) el primer equipo masculino ganaba la Copa de la UEFA. La ciudad fue un hervidero blanco y rojo, y a mí, como buen aprendiz de plumilla, me tocó seguirlo todo desde una redacción en la que unos más y otros menos, pensaron que acabarían durmiendo allí, y es que las celebraciones obligaron a trabajar hasta bien entrada la madrugada.

Resolví aprovechar mi día libre esa semana para acudir a un entrenamiento para comprobar los ánimos de las chicas. Sandra (Jiménez), el "puñal" que juega por la derecha y cuyas diagonales volverían loco al mismísimo Pitágoras, me decía tras el partido de ida que el problema fue el exceso de "respeto" al contrario. Para completar el asunto, Sebastián estaba de vuelta de Eindhoven después de la final europea. Así que, como agradecimiento resolví llevarles un ramo de flores (rojas y blancas, claro) y una nota intentando motivarlas de un lado y de otro, mostrar mi agradecimiento. Es curioso, si algo he aprendido es que siempre hay que esperar que cualquier persona te puede enseñar algo todos los días. Cuando te enfrentas a unas 20, las posibilidades son mayores.

Mi idea era entregárselo al entrenador o al preparador físico (Josema y Paco Mesa), pero entonces tuve que afontar la respuesta de Paco (ojalá siga mucho tiempo trabajando en ese club): "Aquí todos somos una familia, así que no te debe dar vergüenza". Resultado: acabé manteado. Creo que nunca he pasado un momento tan sonrojante. Mi cara debió ser lo más parecido a una huerta de tomates.

El partido de vuelta se resume en que después de un inicio alentador, Adriana Martín demostró su innegable talento empatando el choque y sus "malas artes" provocando la expulsión de Sandra. La sevillista picó el anzuelo y dejó a su equipo con diez. Tras eso, no se pudo hacer más. Otra expulsión (Inés), 2-3 y adiós a la Copa. No fue justo perder ese partido y la propia Sandra admitió su error, cosa que le honra. En lo personal, el compañero Germán Mora tuvo el inesperado detalle de concederme la palabra en las postrimerías del choque en las ondas de la emisora del club. El Bernabéu había dicho adiós a Zidane con un pancarta que rezaba "Árbitro no pites el final que Zidane se nos va" y yo cerré mi intervención aplicando lo mismo a Auxi.

En resumen, puedo decir que a esas chicas les debo gran parte de lo buen periodista que pueda llegar a ser porque dejaron que un extraño se implicara lo suficiente como para que ellas estuvieran dispuestas a perder su tiempo concediéndome entrevistas, reportajes y demás atenciones. Por eso y más, GRACIAS. Un cadista de siempre se hizo sevillista de corazón por esas chicas a las que recordaré con cariño allá donde vaya. La vida sigue y habrá más temporadas, pero pase lo que pase (y les queda mucho bueno por vivir) la 2005-2006 la recordaré como aquélla en la que un grupo humano sensacional me hizo muy feliz y como regalo, además me permitió "hacerme periodista".

P.D.: Días después, pude cobrar los gastos del viaje. (Yujuuuu)

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